
La religión es el corazón de un mundo sin corazón.
El alma de un mundo sin alma.
El suspiro de la criatura agobiada.
El opio del pueblo.
Hace poco leí un articulo de Sostres en el que con mucho ingenio decía que la gente por no creer en Dios, cree en las cosas mas sorprendentes, en la homeopatía, en el Twitter, en las brujas…
La religión tenía de bueno el inculcar normas, límites, estilos de vida solidarios y códigos éticos, ….y de malo la rigidez, la uniformidad y desde luego y desde siempre la alianza hipócrita con el poder, su escandalosa servidumbre al poder económico y político.
Todas las religiones, sin excepción, acumulan grandes riquezas y han sido un arma muy útil, al servicio de los poderes establecidos, para someter a un pueblo.
La pregunta es la siguiente ¿ es capaz una educación (un estado) laica de imponer límites y de educar al individuo con el fin de dar a luz a una sociedad sana y fuerte…o eso no ha sido nunca un objetivo?....¿ el objetivo es someter de una manera radicalmente diferente para que nada cambie?.
La ausencia de normas y de límites, la ausencia de un ambiente emocional estable, el favorecer las relaciones sin obligaciones, ni responsabilidades, sin ataduras , ni lealtades…la competitividad malsana, la crueldad como signo de inteligencia, la perversión instalada como norma de vida, convierte al hombre en un ser muy vulnerable, muy solo, con la permanente desconfianza en su prójimo y sin nada que lo sostenga, sin nada a lo que agarrarse.
Absolutamente desvalido, manejable y vencido.